Con buenos resultados, el INTA impulsa el uso del apilado para reducir microorganismos patógenos en granjas de Entre Ríos, mejorando la productividad avícola y el manejo ambiental.
El apilado de la cama de pollo, un residuo generado tras la crianza avícola, se consolida como una alternativa efectiva para mejorar la sanidad en las granjas. Este método, promovido por el INTA Concepción del Uruguay, permite reducir la carga de microorganismos patógenos, generando beneficios tanto sanitarios como económicos.
Según Juan Martín Gange, investigador del INTA, el apilado mejora los índices productivos al disminuir la enfermedad en los pollos. Esto se traduce en mejor conversión alimenticia, menor mortalidad y mayores ingresos para los productores. El procedimiento consiste en formar pilas de aproximadamente un metro de altura, lo que eleva la temperatura de la materia orgánica, eliminando bacterias y virus.
Este tratamiento, más breve que el compostaje tradicional, requiere de 10 a 15 días y es viable para pequeñas y grandes granjas. Además, la Secretaría de Ambiente de Entre Ríos lo incorporó como normativa, exigiendo su implementación para obtener la aptitud ambiental necesaria para las actividades avícolas.
Productores como Juan Bordet, de Concepción del Uruguay, destacan los beneficios del apilado. Con más de 1.200.000 pollos producidos al año, Bordet implementó esta técnica con apoyo del INTA, logrando reducir significativamente la contaminación bacteriológica de las camas.
Desde 2017, más de 250 certificados de aptitud ambiental se han otorgado a granjas entrerrianas, avalando la eficacia del apilado. Este avance tecnológico no solo beneficia la sanidad avícola, sino que también fortalece la sustentabilidad y competitividad del sector en mercados internos y externos.