Desarrollada por expertos del INTA Paraná en Entre Ríos, esta nueva variante de soja presenta flores blancas y semillas con hilo castaño claro. Su excelente rendimiento en el campo y su resistencia a enfermedades la convierten en una opción ideal para cultivar en Entre Ríos, así como en el centro y sur de Santa Fe, parte de Córdoba y las regiones del norte y centro de Buenos Aires.
La soja, como principal oleaginosa cultivada del país, ha marcado su presencia en el ciclo agrícola 2022/2023 con una impresionante área sembrada de 16 millones de hectáreas, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario. Este cultivo versátil y esencial no solo es valioso en la alimentación humana y animal, sino también en diversas industrias debido a su excepcional composición de grano, destacándose por su alta calidad de proteína y aceite.
Durante más de cuatro décadas, la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA ha liderado el camino en el mejoramiento genético de la soja. Su objetivo ha sido claro: desarrollar variedades superiores en rendimiento, resistencia a enfermedades, contenido de proteína, aceite en grano y adaptabilidad a diversos ambientes de producción. En este incansable esfuerzo, nació el INTA Paraná 6000, un cultivar que ha revolucionado la industria agrícola.
Ignacio Vicentin, especialista en mejoramiento genético de soja de la EEA Paraná del INTA, explicó el proceso meticuloso detrás de este logro. «El desarrollo de un cultivar implica años de investigación y selección, adaptándonos a las demandas cambiantes de los consumidores. Para nosotros, esto significa anticiparnos a esas necesidades y crear soluciones a largo plazo», destacó Vicentin.
El INTA Paraná 6000 se distingue por su flor blanca y su hilo de semilla castaño claro. Más allá de su apariencia, esta variedad ha demostrado una resistencia excepcional. Es inmune a herbicidas como el glifosato y enfermedades devastadoras como el cancro del tallo (Diaporthe aspalathi), las razas 1, 3, 4 y 17 de Phytophthora sojae, la roya asiática (Phakopsora pachyrhizi) y la mancha ojo de rana causada por Cercospora sojina. En la fértil región sojera de Entre Ríos, este cultivar ha alcanzado un promedio de 40 quintales por hectárea en los tres ciclos agrícolas previos al 2022/23, con granos que contienen un 40% de proteína de base seca.
La versatilidad del INTA Paraná 6000 se ha destacado aún más durante el último ciclo agrícola, donde algunos agricultores lo han utilizado para pastoreo directo, realizando hasta tres cortes. Este fenómeno subraya la adaptabilidad de esta variedad a una variedad de usos y ambientes, mostrando su valía tanto para el presente como para el futuro de la agricultura argentina.
Para coordinar la producción, multiplicación y comercialización de esta maravilla agrícola, el INTA ha establecido una asociación estratégica con la empresa Produsem S.A. Gracias a esta colaboración, el INTA Paraná 6000 está llegando a manos de los productores agropecuarios, llevando consigo un futuro prometedor para la agricultura argentina.
Este logro inspirador es solo el comienzo. Vicentin concluyó: «Nuestro trabajo en el mejoramiento de la soja no se detiene. Estamos mirando hacia adelante, respondiendo a las demandas actuales y futuras de la industria. Estamos desarrollando cultivares de sojas convencionales y genéticamente modificados con resistencia a herbicidas, enfermedades y plagas, calidad diferencial de grano y tolerancia a factores de estrés climático como la sequía. La innovación es el motor que impulsa nuestro compromiso con un futuro agrícola sostenible y próspero para Argentina».»
