El INTA, el NRCC y Bioinnovo desarrollan una vacuna sin usar material infectivo, un hito mundial.
La fiebre aftosa sigue siendo la principal barrera para la comercialización agropecuaria internacional, con pérdidas anuales estimadas entre 8,4 y 27,3 billones de dólares en zonas endémicas.
Recientes brotes en Alemania e Israel refuerzan la necesidad de nuevas estrategias preventivas. Las vacunas tradicionales requieren material infectivo, limitando su producción y exportación.
Frente a este desafío, Bioinnovo –empresa conformada por el INTA y Vetanco– impulsa una vacuna revolucionaria: se fabrica en instalaciones convencionales sin usar virus vivo, garantizando seguridad y eficiencia.
Según Andrés Wigdorovitz, director de Bioinnovo, esta nueva tecnología permitirá diversificar el mercado y agilizar la respuesta ante emergencias sanitarias, sin restricciones de manejo de cepas.
Marianela Dalghi, investigadora de Bioinnovo, explicó que la vacuna usa cápsides vacías recombinantes (VLPs), facilitando distinguir animales vacunados de los infectados (DIVA) y simplificando su purificación.
Actualmente, Bioinnovo trabaja en la búsqueda de un socio internacional para lanzar el producto al mercado en los próximos 2 a 4 años, articulando esfuerzos con la Cancillería de la Nación.
Jorge Winokur, presidente de Bioinnovo y Vetanco, reafirmó su compromiso de seguir apostando a plataformas bioseguras que controlen brotes de variantes exóticas a nivel global.
La vacuna se produce cultivando células CHOBRI™ en biorreactores, que inducen la formación de VLPs mediante cumato, un compuesto seguro y accesible. Posteriormente, se purifica y formula bajo estrictos controles.
Este innovador desarrollo fue premiado en el Concurso de Soluciones Innovadoras Banco Nación 2024, entre más de 1.500 postulaciones, destacando su impacto positivo a nivel global.
