La enfermedad vuelve a preocupar a los productores. La fitopatóloga Cristina Palacio (SIEF) explicó cómo aplicar estrategias de manejo integrado para reducir el impacto y evitar resistencia a fungicidas.
La mancha amarilla es una de las enfermedades foliares más comunes y persistentes del trigo. Causada por el hongo Pyrenophora tritici-repentis, afecta principalmente las hojas, reduciendo la superficie fotosintética y, con ello, el rendimiento del cultivo. Este patógeno tiene además un amplio rango de hospedantes, como cebada y centeno, lo que facilita su permanencia en los lotes.
Según la fitopatóloga Cristina Palacio, directora del Laboratorio SIEF, “es una enfermedad recurrente que aparece todos los años, especialmente en variedades susceptibles”. Los mapas de enfermedades de la Red de Manejo de Plagas (REM) muestran su presencia sostenida en gran parte del área triguera del país, así como el aumento en las aplicaciones de fungicidas foliares para su control.
El hongo sobrevive en los rastrojos, desde donde se disemina con el viento y las lluvias. Las condiciones ideales para su desarrollo son temperaturas entre 18 y 28 °C y largos períodos de humedad foliar. Los síntomas comienzan en las hojas inferiores como pequeñas manchas amarillas o castañas con halo clorótico y pueden avanzar hasta la hoja bandera, afectando más del 70 % del rendimiento si no se controla a tiempo.
Palacio destacó que el manejo de la enfermedad debe basarse en la prevención. Entre las medidas más efectivas mencionó el uso de semillas libres de patógenos, la elección de cultivares resistentes, la rotación de cultivos y el uso racional de fungicidas. Además, remarcó la importancia de rotar modos de acción para evitar la aparición de resistencia, ya que más del 90 % de los aislamientos del patógeno presenta la mutación G143A, que genera resistencia total a las estrobilurinas.
Frente a este escenario, la especialista recomendó adoptar un enfoque de manejo integrado de enfermedades (MIE), que combine prácticas culturales y químicas de manera estratégica. “La clave está en prevenir, monitorear y aplicar en el momento justo”, afirmó. Solo así será posible sostener la eficacia de los tratamientos y proteger el potencial de rendimiento del trigo en cada campaña.
FUENTE : https://www.aapresid.org.ar/blog/mancha-amarilla-trigo-amenaza-recurrente



