Embrapa y Agrocete desarrollaron un inoculante biológico inédito con tres cepas bacterianas que mejoran la productividad, regeneran suelos y reducen el uso de fertilizantes químicos.
Una alianza público-privada entre Embrapa Agrobiología y la empresa Agrocete dio origen a un bioinsumo innovador que combina tres cepas bacterianas con alto potencial de aplicación en distintos sistemas productivos. El producto, cuya salida al mercado está prevista para 2026, apunta a mejorar la calidad de pasturas y forrajes, incluso en áreas degradadas, contribuyendo además a reducir la dependencia de fertilizantes químicos.
El inoculante incluye Bradyrhizobium, ampliamente utilizado en soja, y Azospirillum, conocido por fijar nitrógeno atmosférico y estimular el crecimiento de gramíneas. La tercera cepa pertenece al género Nitrospirillum, que en ensayos de laboratorio mostró gran eficacia en la promoción de raíces y la fijación de nitrógeno, y actualmente atraviesa la etapa de validación.
De acuerdo con los investigadores de Embrapa, la novedad de este bioinsumo es su espectro múltiple: puede aplicarse tanto en pasturas tradicionales como en sistemas mixtos con leguminosas y gramíneas, además de integrarse a esquemas de agricultura-ganadería. Ensayos en invernadero arrojaron incrementos superiores al 30 % en la biomasa de leguminosas, lo que impulsó las pruebas a campo y los trámites para su registro comercial.
Otro aspecto destacado es que el producto también genera beneficios en pasturas sin leguminosas. En esos casos, favorece el crecimiento de gramíneas como Brachiaria y permite ahorrar aplicaciones de nitrógeno, lo que representa una ventaja económica directa para el productor.
Andrea Giroldo, directora de Agrocete, resaltó que se trata de un avance estratégico con fuerte proyección de mercado. “El hecho de ser un inoculante multiforrajero asegura practicidad, ahorro y sustentabilidad para los ganaderos”, afirmó. Actualmente, en Brasil existen más de 70 millones de hectáreas con pasturas de baja productividad o en diferentes grados de degradación.
El lanzamiento del bioinsumo está previsto para 2026, mientras continúan los estudios agronómicos para validar su eficacia y seguridad. Según datos del IBGE, el país cuenta con 159 millones de hectáreas de pasturas, de las cuales casi 100 millones presentan degradación. En este contexto, la nueva tecnología se perfila como una herramienta clave para mejorar la productividad ganadera y reducir el impacto ambiental.
FUENTE ; https://news.agropages.com/News/NewsDetail—54986.htm



