Un estudio del INTA y Conicet en Salta muestra que estos cultivos aumentan hasta un 30% el carbono en el suelo, mejorando su calidad en el Valle de Lerma.
En el Valle de Lerma, la producción intensiva le pasó factura al suelo. Las prácticas agrícolas y las características propias de la tierra hicieron mella en sus propiedades físicas, químicas y microbiológicas. Por eso, investigadores del INTA y Conicet se pusieron a buscar una solución.
La zona se mueve con cultivos de verano, como el tabaco, el maíz y el poroto, dejando la tierra al palo en invierno. La idea fue meter cultivos de servicio en esos meses de barbecho para ver si ayudaban a recuperar el suelo. Y los resultados fueron claros: el carbono en el suelo aumentó un 30%.
Carolina Pérez Brandán, una de las investigadoras, contó que «en todos los casos, los cultivos de servicio sumaron carbono, pero la Vicia fue la que más se destacó». Igual, aclaró que hay que seguir probando cómo responden estas especies según el clima y el tipo de rotación.
La especialista remarcó que «meter cultivos de servicio no solo mejora el carbono, sino que también le da un boost a la microbiología y la química del suelo». Y lo mejor es que los cambios se notaron desde el primer año, algo clave para los productores que necesitan resultados rápidos.
Carla Abán, otra investigadora del equipo, agregó que «la Vicia sativa fue la que más rindió, no solo por el carbono, sino también por cómo activó la vida microbiana del suelo». Un dato clave para pensar en manejos más sustentables en la región.