Víctor Accastello, director ejecutivo de ACABÍO, destacó en el congreso de CONINAGRO el crecimiento del bioetanol en Argentina y su papel clave en la transición hacia una energía más sustentable.
El bioetanol se consolida como una de las industrias más jóvenes y dinámicas del país. Así lo expresó Víctor Accastello, director ejecutivo de ACABÍO, durante su participación en el congreso de CONINAGRO, donde repasó los avances y desafíos del sector de los biocombustibles.
Actualmente, en Argentina las naftas se mezclan con un 12% de bioetanol, producido a partir de maíz o caña de azúcar, mientras que el gasoil incorpora un 7,5% de biodiésel. “ACABÍO, con sede en Villa María, Córdoba, cuenta con la planta más grande del país, donde se procesan 700 mil toneladas de maíz al año para producir 290 mil metros cúbicos de bioetanol”, explicó Accastello.
El ejecutivo destacó que el 60% de la producción se destina al mercado interno y el 40% se exporta a Brasil y la Unión Europea. Además, subrayó el aprovechamiento integral del grano de maíz: de su destilación se obtiene bioetanol, burlanda —un alimento de alto valor proteico para feedlots y tambos— y dióxido de carbono, que se reutiliza en industrias como la de bebidas, la metalmecánica y la del litio.
Accastello remarcó que el bioetanol es una industria con fuerte impacto federal. En el país existen grandes plantas industriales en Córdoba, San Luis y Santa Fe, además de destilerías más pequeñas en otras provincias. “Si Argentina aumentara el corte de las naftas del 12% al 30%, como en Brasil o Paraguay, se necesitarían entre 12 y 15 nuevas plantas, generando empleo y desarrollo lejos de los puertos”, señaló.
Para el director ejecutivo de ACABÍO, el futuro de los biocombustibles en Argentina depende de una nueva ley que impulse la producción y fomente su expansión territorial. “Los biocombustibles son la industria más joven del país, pero también la que más potencial tiene. Estamos preparados para crecer”, concluyó.


