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Siembra intensiva en el NOA: cómo rotar hasta 3 cultivos anuales con valor agregado

¿Cómo combinar hasta 3 cultivos por año y 17 especies para mejorar sustentabilidad y rentabilidad? La experiencia de Chacra Latitud 28 de Aapresid revela claves para producir en el NOA.

Gabriel Bartolucci, Gerente de Producción de Agropecuaria Mistol Ancho, participa en la Chacra Latitud 28 de Aapresid, una iniciativa clave para la producción agrícola en el NOA. Esta región posee un gran potencial, pero enfrenta desafíos como suelos heterogéneos, temperaturas extremas, lluvias erráticas y costos de transporte al puerto que alcanzan los 40 dólares por tonelada.

“El potencial productivo es inmenso. En lotes bien manejados hemos alcanzado 12.000 kg/ha en trigo, 22.000 kg en maíz y 8.000 kg en soja”, afirma Bartolucci. Sin embargo, la producción en esta zona es riesgosa, lo que obliga a buscar alternativas con valor agregado. En este sentido, la combinación de producción de granos, ganadería y cultivos bajo riego de semillas de maíz y soja, junto con especialidades y cultivos de servicio, es clave.

Los suelos del NOA requieren un manejo adecuado para evitar su degradación. La Chacra Latitud 28, conformada por ocho firmas socias de Aapresid, junto con expertos del INTA Santiago del Estero, la EEA Obispo Colombres y universidades nacionales, trabaja en la generación de conocimiento para mejorar la sustentabilidad y rentabilidad en estos ambientes productivos.

El papel clave del riego y el suelo

Uno de los aspectos más críticos es la eficiencia del riego. Ernesto Torino, de Deloitte S.A., explica: “Buscamos mejorar la eficiencia hídrica mediante mediciones precisas, revisando equipos y ajustando aplicaciones según el clima. También analizamos la infiltración y composición del suelo para optimizar el uso del agua”.

Bartolucci enfatiza que el éxito del riego depende del suelo: “Podés tener el mejor pozo, el mejor equipo y la mejor variedad, pero si el suelo tiene limitaciones, el sistema falla”. La producción intensiva de semillas puede afectar la estructura del suelo, reducir la materia orgánica y generar problemas de salinización. “Si no reponés nutrientes correctamente, el costo de fertilización puede volverse inviable”, agrega.

Otro desafío es el control de malezas, especialmente en la producción de semillas, donde el uso de herbicidas residuales debe manejarse con precisión para evitar efectos negativos en cultivos posteriores.

Seis cultivos en dos años: un desafío productivo

Para enfrentar estos retos, además de optimizar el riego, se busca maximizar la cobertura del suelo y diversificar los cultivos. “El diseño de secuencias depende de la cantidad y calidad del agua disponible”, explica Bartolucci.

En zonas con agua abundante y de buena calidad, con capacidad para regar entre 7 y 10 mm diarios a bajo costo, se logran hasta seis cultivos en dos años. “Sembramos maíz semilla en enero, seguido de soja, maíz para grano o poroto. Luego, en junio, trigo de alto rendimiento, al que sigue una soja de primera en noviembre. Para cerrar el ciclo, incorporamos un cultivo de servicio antes de volver a maíz semilla”, detalla.

En ambientes con menor disponibilidad de agua, se priorizan cultivos de servicio de bajo consumo hídrico en invierno, seguidos por cultivos de verano estratégicos. “Si en invierno crece una leguminosa como vicia, el lote va a maíz. Si es centeno o avena, lo regamos, cosechamos y sembramos soja”, comenta.

Un abanico de 17 cultivos y planificación de precisión

El esquema productivo contempla 17 cultivos, desde tradicionales como soja y maíz hasta especialidades como poroto mung, adzuki, negro, colorado, garbanzo y cultivos de servicio como crotalaria y moha. “Esto exige una planificación quirúrgica de herbicidas”, advierte Bartolucci.

La Chacra Latitud 28 realiza ensayos para ajustar estas secuencias. “Estamos probando intercalar vicia como cultivo de servicio entre soja y maíz semilla, lo que mejora el nitrógeno del suelo y reduce la necesidad de herbicidas”, señala el productor. También evalúan ciclos más cortos con cosechas húmedas y variedades ultratempranas.

Otro experimento es la intersiembra de maíz con braquiaria y crotalaria para mejorar la materia orgánica y el control de malezas. Sin embargo, aún deben ajustarse compatibilidades entre herbicidas residuales y cultivos intercalados.

“Cuando empezamos a hacer trigos de 5.000-7.000 kg y logramos buenos rendimientos en maíz, la materia orgánica se dispara y en tres o cuatro años deja de ser un problema. Incluso, en estas latitudes, podemos enfrentar desafíos por exceso de materia orgánica y cobertura”, concluye Bartolucci.

FUENTE : https://www.aapresid.org.ar/blog/semilla-riego-apuestas-producir-noa

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