El sorgo es un recurso estratégico para la ganadería ya que ayuda a optimizar productividad y sustentabilidad en sistemas agrícolas.
El sorgo, protagonista en rotaciones, se adapta a climas cálidos y sequías, ofreciendo diversos híbridos. Su robustez sostiene la ganadería en verano, mejorando suelos y rompiendo ciclos de plagas. En comparación con el maíz, requiere menos fertilidad, florece flexible y brinda rebrote.
Los sorgos graníferos, ricos en energía, son ideales para el engorde, pero necesitan un manejo digestivo cuidadoso. El sorgo para silaje, equilibrando cantidad y calidad, precisa un manejo adecuado para su conservación. Los sorgos diferidos, como alimento invernal, requieren un manejo específico para asegurar una correcta digestión y suplementación proteica.
El sorgo forrajero, aprovechado como verdeo estival, demanda ajustes para maximizar su producción y rebrote. Por último, el doble propósito ofrece flexibilidad al ser cosechado o pastoreado según las necesidades del productor.
Podés leer la nota completa en la Revista AAPRESID número 226
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